El Tarot, vehículo de los poderes de la vida
El Tarot es un libro vivo que
habla directamente a nuestra alma. Dicho de otro modo, esta extraña baraja
utiliza el lenguaje de los símbolos, que interactúa con nuestro inconsciente y
que, manejado adecuadamente, puede despertar las facultades latentes de quien
lo estudia. Por este motivo el Tarot une el mundo al espíritu del ser humano.
Los 22 arcanos mayores son
vehículos de los poderes de la vida, los contenidos arquetípicos del
inconsciente. Una profunda meditación sobre sus imágenes puede actualizar las
fuerzas creadoras de la psique del hombre, activando y dilatando las facultades
escondidas en el inconsciente humano.
El recorrido del Tarot o la Lemniscata
Si ordenamos numéricamente
todos los arcanos mayores del Tarot formando la figura de un 8 tumbado
(lemniscata), descubriremos un plan conjunto del Tarot para desarrollar nuestra
psique incorporando a cada paso (arcano) un poder o energía psíquica que al final nos llevará
hasta la totalidad. El símbolo de la lemniscata se utiliza en matemáticas para
indicar el infinito, y en la Antigüedad designaba a la Eternidad.
En esta disposición el arcano
de la Rueda podría considerarse el eje central de los 22 que conforman el grupo
de los arcanos mayores. Este arcano separa dos grupos, el primero de ellos incluye
las cartas desde el o (Loco) hasta el X (Rueda) y se refiere a la mitad solar o
yang de la vida, en la que la personalidad creciente del sujeto se ocupa de
enfrentarse y relacionarse con el mundo exterior.
El segundo grupo abarca los
arcanos desde el XI (Fuerza) hasta el XXI (Mundo) y alude a la mitad lunar o
introversión del individuo. Éste, una vez dominado el mundo material y externo
que le rodea, se vuelve hacia sí mismo para completar su proceso de
individuación.
Practicar con la Lemniscata
Para asimilar los aprendizajes
y poderes inherentes a los 22 arcanos mayores del Tarot, primero debemos formar
paso a paso la imagen de la lemniscata.
Empezaremos a formar la figura
con el arcano 0 (Loco) y continuaremos colocando cartas por orden numérico
hasta formar la primera elipse, de forma que la Rueda cierre la figura y
coincida con la intersección de las dos elipses, indicando el punto medio de la
vida. Las figuras de esta parte derecha de la lemniscata deben situarse con las
cabezas hacia el exterior.
A continuación seguimos
colocando arcanos a partir del número XI (Fuerza) para formar la elipse
izquierda. Los arcanos de esta parte deben mirar hacia el interior. La última
carta (Mundo) se deberá situar cruzada sobre el de la Rueda, lo cual indica el
final de un ciclo y el inicio del siguiente.
Cuando contemplemos esta
disposición podremos entrever los distintos pasos del ser humano desde su
nacimiento (Loco) hasta su madurez (Ermitaño) en la elipse de la derecha. En la
izquierda volveremos la conciencia hacia el interior del ser humano (Fuerza)
hasta el renacimiento de la personalidad reintegrada (Juicio)
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