LOS DRAGONES Y SU SIMBOLOGIA
El
dragón es un ser fantástico de características mixtas. En él se pueden
encontrar a la vez las alas para volar, escamas que le permiten deslizarse por
el agua, garras para correr sobre la tierra y cuerpo de serpiente que le sirve
para arrastrarse.
Su
mito ha servido desde siempre y en todas las culturas para simbolizar las
energías primigenias de la naturaleza, aquellas que por su fuerza indómita
representan la parte salvaje y caótica que sustenta la vida y, en el caso del hombre,
su parte más instintiva y animal.
Además
suele reunir en él las distintas características de los cuatro elementos
básicos que, según los sabios de la Antigüedad, componen la creación: las
escamas de pez, símbolo del elemento agua; las garras, emblemas de la tierra;
las alas, representación del elemento aire, y su aliento de llamas para
simbolizar el fuego, lo que le convierte en un ser sintético y completo en sí
mismo.
En
ocasiones la imagen del dragón ha servido para simbolizar los poderes enemigos
de la divinidad, ya que sus fuerzas caóticas parecen interferir en el orden
establecido (cosmos) por el Creador. Quizás se deba a esto el que se le haya
llegado a identificar con el diablo, sembrador del caos.
Sin
embargo, también suele ejercer como guardián de tesoros, tanto de los
espirituales como de los materiales, tal y como sucede en el mito del tesoro de
los Nibelungos, o cuando lo encontramos actuando como guardián de las manzanas
de oro en el jardín de las Hespérides.
Por
otra parte su filiación con la serpiente lo relaciona con la custodia del
conocimiento y de los poderes y misterios ancestrales o, como en el caso del
dios maya Quetzalcóatl (la serpiente emplumada), de la civilización y la luz.
Este
misterioso y poderoso ser ha sido casi siempre temido, aunque también
reverenciado y amado, como en el caso de los emperadores chinos, quienes le
tenían por su espíritu protector.
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