SIGNIFICADO
ESOTÉRICO Y SIMBÓLICO DEL ARCANO DEL MAGO
El Mago, El Alquimista
El Mago, en su aspecto negativo, podría representar
al trilero, la figura tradicional de los mercados y de las plazas medievales,
no al prestidigitador, sino al joven
iniciado en la magia y la alquimia y es el que inicia el juego y el camino del Tarot.
El Mago pone
sobre la mesa todas sus herramientas, que bien podrían haber estado en el hatillo que El Loco
carga en su vagar. Podemos entender que las herramientas que para el Mago son
la clave para entender el Mundo y la divinidad, para el Loco sólo eran
bártulos mundanos que lo alejaban de su visión divina.
En la mesa, en el Tarot de Marsella, aparece un cascabel
rojo, residuo también del Loco, que junto a los dados aun nos recuerda que esta
lámina no está exenta de un espíritu lúdico e incluso burlón, mostrando el
factor azar en contra del factor destino.
El mago se
cree en posesión del poder para modificar su propia historia y juega a los
dados con los dioses para reafirmar su presencia en el mundo.
El Mago es
un jugador, y juega con su audiencia. Como el alquimista mezcla sus
ingredientes en su atanor, el Mago mezcla lo terrenal (moneda) y lo espiritual (vara)
buscando la manera de enlazarlos.
Está a punto
de emprender su viaje, sólo le falta acabar su fórmula.
Aunque la
figura del Mago está de frente a nosotros con el cuerpo girado ligeramente
hacia la derecha, (lado de la acción de las láminas), su rostro mira a la
izquierda en una alusión a la reflexión antes de la acción.
Se
relaciona planetariamente con Mercurio, el planeta de la mente, el razonamiento
y la comunicación. Dios asignado al miércoles y protector de los negocios, especialmente de aquéllos en los que más podemos ver representado al mago, de cara al público y negociando con las personas.
En
el Tarot de Marsella empuña con la mano izquierda la
vara de mando, que significa el fuego primordial, inicio de cualquier acción,
mientras que con la derecha señala los instrumentos del oficio: el vaso o la
copa, símbolo del elemento Agua y de la sabiduría; el cuchillo, es decir, la
espada, emblema del Aire y del coraje; y los dados, que recuerdan la estabilidad
de la Tierra y el poder de la voluntad. Así recibe (izquierda) la sabiduría divina y la dirige (derecha) a sus instrumentos.
Los colores
del vestido del protagonista nos sugieren una dualidad incipiente que nos
aproxima a la Sacerdotisa o arcano número dos. Como el arlequín pero con los
colores rojo y azul divide su vestido, a mitad de camino entre lo espiritual y
la pasión mundana. Las segundas mangas son de color oro, denotando que sus
acciones están guiadas por la divinidad, aunque el Mago no parece desear verla
en su magnificencia esotérica sino en la creación del mundo.
La mano
izquierda, sostiene una varita que está levantada hacia el cielo, lo cual
simboliza la evolución necesaria de la materia. La mano derecha que sostiene un denario y sale de la
manga roja, se dirige en cambio hacia abajo; es el espíritu que penetra en la
materia. Esa comunicación con lo divino puede que sea una de las principales y más positivas características de este arcano.
Todas las
apariencias evidencian la división de un ser, igualmente producido por
dos principios opuestos, y el dominio de su dualidad por el equilibrio y la
supremacía del espíritu. El sombrero recuerda la forma del signo algebraico del
infinito, la lemniscata, que retrotrae a las ideas del eterno retorno. Este
hecho se ve aún más marcado por la pequeña planta en forma almendrada que nace entre
los pies del mago a la altura del horizonte, y que no es otra cosa sino la
mandorla que rodea al arcano del Mundo (XXI) y que es el final de este Viaje
circular e infinito que el Loco hace desde el Mago hasta el Mundo para luego
volverlo a empezar.
El juglar
está delante de una mesa de color marrón verdoso, indicando su carácter humano,
de la que sólo vemos tres patas que podrían estar marcadas, con los signos del
azufre, la sal y el mercurio, puestos éstos son los tres pilares o principios
de la Naturaleza.
Según dice
Sendivogius (químico y alquimista que vivió entre los siglos XVI y XVII), “Los tres principios surgen de los cuatro
elementos de la siguiente manera: la naturaleza, cuya fuerza reside en la
subordinación a la Voluntad de Dios, fijó al principio que los cuatro elementos
debían actuar continuamente entre ellos; por tanto, en cumplimiento de tal
orden, el fuego empezó a actuar sobre el aire y produjo azufre; el aire actuó
sobre el agua y produjo mercurio; el agua, mediante su actuación sobre la
tierra, produjo sal. Solamente la tierra, que no tiene nada más sobre lo que
actuar, no produjo nada, pero se convirtió en la nodriza o en la matriz de
estos tres principios". Por eso Hermes dice: "La tierra es la madre
de los elementos; de ella proceden y a ella vuelven".
En la mesa
encontramos toda una serie de juguetes con los que el Mago realiza sus obras.
Los cuatro palos de los arcanos menores, y a su vez los cuatro elementos, son
representados por los distintos objetos. Hay una vara, monedas, un cubilete y
un cuchillo, los cuales son los que representan los cuatro palos de la baraja.
El puñal de la mesa nos sugiere las espadas (intelecto-aire), mientras que el
cubilete de los dados nos connota las copas (emociones-agua). Los oros y los
bastos los encontramos en la moneda (material-tierra) y la varita de sus manos
(acción-fuego)
Con esta
información sabemos que el mago tiene a su disposición todas las herramientas
de la gnosis para enfrentarse a un mundo que pretende sortear y para ello
reflexiona y planifica. Ya no se trata de un Loco que fluye con el Tao, sino de
un joven que, sin confiar plenamente en lo Superior sino en sí mismo, se prepara para emprender la acción.
El Mago es
el que inicia el juego y el camino, el
juglar no es por supuesto un mero ilusionista embaucador, sino que bajo sus
cabellos terminados en bucles dorados, guarda la profunda sabiduría del Mago y el
conocimiento de los secretos esenciales.
Simboliza
por tanto los tres mundos; a Dios, por el signo de lo infinito, al hombre y la
diversidad del Universo, es el punto de partida con todas las riquezas
ambivalentes dadas a la criatura para que alcance su destino.
En el Tarot de Rider-Waite sobre la
cabeza del mago vibra la lemniscata (el signo de infinito) para indicar que
sobre cada mago/hombre/mujer existe un poder infinito, sólo limitado por la
mente, ya que ésta divide el saber en dos campos, lo que se sabe, representado
por la cinta blanca y lo que ignora, representado por el cabello negro.
El mago
lleva un vestido blanco que simboliza sus raíces espirituales y una túnica roja
que representa la continua actividad de los procesos conscientes.
En su
cintura aparece el ouroboros (la serpiente que se muerde la cola) como signo de
la eternidad y allí donde la cabeza (el futuro) muerde la cola (el pasado) es
donde se origina el eterno presente que es donde, en realidad, vive cada ser
humano, en un continuo e inagotable aquí y ahora.
El mago
señala con el índice al jardín que se encuentra a sus pies, y que significa la
objetivación y materialización de sus pensamientos representados por los lirios
y sus deseos representados por las rosas, que representan el medio ambiente
físico en el que vive, su espacio, su ahora.
Frente al
mago y delante de él se encuentra la mesa de personalidad, de la que sólo se
observa una parte porque el resto es desconocida, y sobre ella se hallan las 4 elementos
antes mencionados.
Sobre el
mago se observa un rosal indicando que el hombre vive siempre experimentando
continuos deseos.
En la mano
derecha y elevada hacia lo alto, hacia los deseos, aparece la vara de luz/conciencia/energía,
indicando que sólo existe realmente en la vida de cada persona aquello a lo que
presta atención y desaparece de ella todo lo que al hombre deja de interesarle.
El color del
cielo es amarillo para indicar procesos que tienen lugar en forma consciente.
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