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lunes, 2 de mayo de 2016

El Oráculo del I Ching: El Caldero




El mensaje de la semana a través del I CHING: El Caldero (50)

El trigrama superior representa el Fuego, el brillo y la belleza, asociado a lo que es esclarecedor, comunicativo e inteligente, la luz y el calor.
Simboliza la conclusión del hemiciclo Yang.

El trigrama inferior simboliza Viento y Madera, lo suave, lo penetrante y sutil. En el suelo es donde viento y madera penetran para luego ascender. El suelo une y acopla y es el centro del hemiciclo Yang.



En la imagen vemos a un hombre sentado en una roca en un prado. Por la luz parece que está atardeciendo. 

Entre dos horquillas verticales una vara horizontal soporte un caldero por su asa.

El caldero está sobre las llamas del fuego y éste sobre la madera que lo genera.

La marmita y lo que hay en su interior es su sustento, la manera de poder elaborar los alimentos que le proporciona la Naturaleza. El caldero nos indica la civilización, lo doméstico y en cierto modo lo social.
Nuestros antepasados preparaban la comida en marmitas y era desde ellas mismas de donde se comía por turnos o sirviendo a cada  comensal una porción en su correspondiente plato.

Pero el caldero no sólo es el alimento, también representa nuestro interior espiritual, lo que somos por dentro. La Naturaleza nos proporciona la madera con la que prender el fuego y así preparar el contenido de la cazuela. Todo forma parte de un ciclo, todos nos servimos de todo y de todos y a su vez aportamos a los otros, enriqueciendo nuestra vida por el mero hecho de compartir.

Cuando hemos mencionado que es alimento no sólo nos referimos al alimento que nos proporciona la comida, sino también al alimento espiritual, lo que hace que nos sintamos vivos, nuestras habilidades, recursos y conocimientos.

El hecho de tener el caldero en el fuego y esperar a que lo que contiene esté listo nos dice que en poco tiempo estaremos preparados para dar lo que somos y lo que hemos estado gestando, bien sea poner en marcha un proyecto o realizar un sueño.

Cultivar lo que somos, de la manera correcta, al igual que colocamos la cazuela recta en el fuego para que no se derrame el contenido. Controlar el fuego, ni escaso ni excesivo. Como si se tratara de alquimia, transformamos lo que en ella tenemos obteniendo algo de mayor valor, mucho más rico “nutritivamente” hablando.

Es un gran consejo, hacer las cosas correctamente, con el orden adecuado y sin que haya exceso o carencia de fuerzas a la hora de realizarlo.

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