El Arcano Mayor de la alquimia, de los trasvases espirituales: La Templanza.
El
número 14 según la Kabala, es el número de las metamorfosis, y al tratarse de
un doble septenario (7+7) con frecuencia se asegura que es un número doblemente
afortunado.
Los
primeros médicos griegos mantenían que el día decimocuarto era decisivo en
cuestiones de fiebre, pues o remitía o se agravaba de forma irremediable.
Con
este Arcano penetramos en el mundo angélico, ya que ésta es la primera vez que
nos encontramos con la imagen de un auténtico mensajero de la divinidad.
La
Templanza representa la búsqueda del equilibrio entre polaridades antagónicas y
el centro de armonía personal que se crea cuando las energías procedentes desde
el inconsciente fluyen hacia el consciente de manera equilibrada.
Se
le asocia con el signo astrológico de Sagitario, signo de Fuego.
La
carta representa una de las cuatro virtudes cardinales: Templanza, Fuerza,
Justicia y Prudencia.
En
el Tarot de Marsella un holgado
ropaje azul y rojo cubre al ángel, simbolizando el espíritu que actúa a través
de la materia.
Las
dos vasijas que porta en sus manos, una más alta que la otra, representa la
mezcla de las fuerzas vitales, simbolizadas por el agua que fluye entre ellas.
El agua es uno de los cuatro elementos básicos, encontrándose en ella la
potencialidad infinita de la existencia.
La
flor que adorna su frente representa el alma.
Al
encontrarse el personaje en un entorno natural nos dice que su poder emana
directamente de la Naturaleza.
En
el Tarot de Rider-Waite, el ángel de la Templanza
tiene el pie derecho sumergido en las aguas, mientras que el izquierdo
permanece en la tierra ilustrando así la naturaleza de las esencias, mientras vierte
la esencia de la vida de un cáliz a otro. Sobre su pecho aparece representado
el símbolo del septenario (un triángulo inscrito en un cuadrado). En este caso
del segundo septenario, el que muestra el mundo del alma con las diferentes
cualidades que el ser humano debe expresar desde su interior. Es en él donde quedan
representadas las cuatro virtudes cardinales.
En
su frente, la flor se ha transformado en un disco solar amarillo, símbolo de la
perfección.
La
Templanza “templa”, es decir, modera, combina y armoniza la naturaleza
intelectual y la material. Bajo su mando, nosotros comprendemos en nuestra
parte racional de dónde hemos venido y hacia dónde nos dirigimos. A su vez es
moderación y flexibilidad.
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