ANTOINE COURT DE GEBELIN
Antoine Court de Gebelin formuló la teoría
del origen egipcio del Tarot, y además abrió el camino a todas las futuras
reflexiones ocultistas tras sugerir una relación entre los 22 arcanos mayores y
las letras del alfabeto hebreo.
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Antoine Court de Gebelin |
Posiblemente el esoterismo moderno habría
sido muy distinto de como se conoce en la actualidad si Antoine Court de
Gebelin no hubiera dado la campanada al revelar que el Tarot es un antiguo
libro egipcio cuyas imágenes contienen los secretos de la creación del mundo y
del destino de la humanidad.
Estas afirmaciones y las explicaciones que
las acompañaban proliferaron y se extendieron por todos los ambientes
esotéricos, dando vida a lo que se conoció como “el misticismo del Tarot”, que
todavía hoy en día continúa en evolución, ya que estas figuras se han
convertido en el objeto de las más diversas doctrinas histéricas, antiguas y
modernas.
Por todo ello, cabe preguntarse si Court de
Gebelin era consciente de la importancia de sus revelaciones. Para poder responder
a esta pregunta es conveniente acercarse a su personalidad, amistades y el
contexto histórico en el que vivió.
ENTRE MASONES E ILUSTRADOS
Nacido en 1725 cerca de Nimes, en Francia,
siendo joven, Antoine tuvo que seguir a su padre, teólogo protestante, a su
exilio en Suiza, obligado por motivos políticos. Posteriormente en 1754, él
también fue ordenado “ministro del Santo Evangelio” pero, para distinguirse de
su padre, añadió a su apellido el de su abuela. Antoine Court de Gebelin
regresó a Francia en 1763 instalándose en la capital parisina, donde se
convirtió en asiduo de los círculos ilustrados.
No es de extrañar que en 1770 ingresara en
la logia masónica Les Neuf Soeurs, que daba cabida a ilustres pensadores como
los enciclopedistas Diderot y D’Alembert, los teóricos de la Revolución Francesa
Danton y Desmoulins o los científicos Franklin y Lalande.
Estrechó también relaciones con las ramas
ocultistas de la masonería y entró él mismo a formar parte de la Ordre des Philalètes, o
Amigos de la Verdad ,
una cofradía inspirada en las tradiciones herméticas.
Precisamente las doctrinas que se
remontaban a Hermes Trimegisto, el Mercurio romano, el Toth egipcio, son la
base de las revelaciones de Court de Gebelin sobre el Tarot.
La revelación de Court de Gebelin que
presuponía que el Tarot era un juego de origen egipcio, no tuvo dificultad en
ser aceptada en la Europa
del siglo XVIII, dado que había una moda de lo egipcio que estaba presente
tanto en la literatura como en la música o en las artes decorativas.
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Jeroglífico Egipcio |
En 1731 el abate Jean Terrason publicó la
novela Sethos, subtitulada Descripción de las iniciaciones a los
misterios egipcios. Esta obra condicionó la elaboración de los rituales de
la masonería francesa e inspiró la ópera La Flauta Mágica , de Wolfgang Amadeus Mozart, que también
era masón.
Por otra parte, en la masonería se había
extendido la idea de que todos los conocimientos y sus propios ritos de
iniciación masónica, procedían del Antiguo Egipto. Apoyándose en esta creencia,
en 1784 el conde de Cagliostro fundó en París la logia Madre de Adaptación de la Alta Masonería Egipcia, en la
que trató inútilmente de reunir a todas las demás cofradías masónicas.
Basta esto para comprender el estupor
causado por el descubrimiento de un antiguo libro egipcio por parte de Antoine
Court de Gebelin.
REVELACIONES EXTRAORDINARIAS
En el año 1773 fue elegido Gran Maestre de
la logia Les Neufs Soeurs y publicó su obra “Le Monde primitif, analisé et comparé avec le moderne”, donde
intentó vincular las tradiciones religiosas de todos los pueblos con una
presunta unidad primitiva.
La obra no se terminó debido a la muerte
del autor, que ocurrió en 1784.
En el octavo volumen, del año 1781,
apareció el ensayo “Du jeu des Tarots”, que condicionó durante siglos la
interpretación del Tarot.
La introducción posee un tono de
reminiscencias periodísticas: “Hoy en día existe una obra de los antiguos
egipcios que escapó a las llamas de sus magníficas bibliotecas, una obra que
contiene la doctrina más pura de Egipto (…), un libro muy difundido por gran
parte de Europa, que desde hace siglos está en mano de todos (…), con la
apariencia de una baraja de extrañas figuras exentas de todo sentido. Este
libro es el juego del Tarot”.
A continuación nuestro personaje explicaba
el significado de los 22 atous, o
triunfos, relacionándolos con ideas, que en realidad, no tenían nada de
egipcias. Por otra parte, el gran Champollion aún no había descifrado los
jeroglíficos con la ayuda de la
Piedra de Rosetta, y los monumentos egipcios
más importantes estaban cubiertos aún por las arenas del desierto.
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Imágenes de Arcanos del Tarot que aparecen en Du jeu des Tarots |
En el arcano del Carro interpretó al
protagonista como la representación de Osiris triunfante. En la Estrella estaba Isis
expandiendo las preciosas aguas del Nilo en el momento en que surge Sirio. En
el Diablo vió a Tifón, hermano y asesino de Osiris.Es sorprendente el hecho de que Court de
Gebelin, a pesar de conocer el Tarot italiano, más antiguo que el francés,
basará su análisis en el modelo marsellés, que según él conservaba mejor que
los otros su antigua fisonomía. Con todo, lo más extraño de su teoría eran las
afirmaciones en las que subrayaba el origen egipcio de algunos términos
franceses.
Por ejemplo, Tarot, del egipcio Ta-Ros
(sendero real); Bagat, de pagad (mercenario), y Mat, idéntico al oriental muerto
o agrietado.
Las revelaciones de Court de Gebelin
hicieron mucho ruido, igual que las de un colaborador anónimo.
EL LIBRO DE TOTH
Como anexo al artículo de Antoine, un
colaborador suyo que firmaba como M. le C. de M., proponía la traducción de Ta-Ros como “Ciencia de Mercurio”,
también falsa, ya que Mercurio era la contrapartida romana del Toth egipcio, e
identificaba el Tarot con el legendario Libro
de Toth: “Es natural pensar que el inventor de estas imágenes fue el primer
historiador. En efecto, Toth es considerado el primero que realizó una
representación de los dioses, esto es, de los actos de omnipotencia y de la
creación, a los que añadió algunos preceptos de moral”.
Así escribía, C. de M., para luego explicar
que los 22 atous se dividen en tres
series correspondientes al nacimiento del cosmos, a las experiencias vitales y
a las virtudes, vicios y contradicciones de los hombres.
Por último exponía muy sintéticamente el
significado adivinatorio de algunas cartas del Tarot y un método de lectura.
No era ésta la primera obra de cartomancia,
ya que en 1775 se había publicado un tratado sobre adivinación mediante las
cartas francesas. Sin embargo, la importancia que se dio al Tarot contribuyó a
extender la idea de que poseía las figuras adivinatorias por excelencia; una
idea que a partir de aquel momento fue creciendo exponencialmente.
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