El
mensaje de la semana a través del I CHING: La Paz de la Mente, el reposo (52)
Los
trigramas superior e inferior representan la Montaña que simboliza el descanso,
la meditación, lo que perdura, lo que limita.
En la
imagen vemos, desde una montaña nevada más elevada, otras montañas más bajas que
ella y al fondo tras un valle la vista nos muestra una serie de cordilleras
asemejando a un mar de tierra. El cielo despejado con una luz que parece ser de
tarde, le confiere un tono anaranjado a las nubes.
Si
estuviéramos en ese lugar, justo en la cima de la montaña comprenderíamos lo
que significa la estabilidad y la quietud.
Sólo
si hay viento y las nubes se mueven percibiremos con ese desplazamiento que la
vida y el tiempo continúa a pesar de estar nosotros parados.
El
ritmo de vida actual en las ciudades e incluso en algunos pueblos grandes y
bastante industrializados, nos impide percibir realmente el entorno, el cambio
entre estaciones y la actividad de la Naturaleza. Las prisas nos impiden
disfrutar de lo que realmente es la vida.
Nos
movemos generalmente por impulsos, con el tiempo programado como autómatas, sin
salirnos de la lista de tareas, ni siquiera para mirar a lo lejos, respirar y
ser conscientes de que estamos vivos.
En
medio de todo este bullicio, en ocasiones tenemos la necesidad imperiosa de
parar, pero ¡hay tantas veces en las que no somos conscientes de ello!, que al
final es el cuerpo o la mente el que decide tomarse un descanso de manera
forzada, como diciéndonos, “si tu no paras lo haré yo”.
La
montaña nos invita a detenernos, sentarnos o tumbarnos sobre su roca o tierra,
caliente por el sol, cerrar los ojos, respirar y escuchar cómo pasan las nubes.
Ese
acto es meditar, retirarnos del ruido, no pensar y descansar conscientes de
nuestro propio ser.
Nuestra
mente puede ser un poderoso aliado o un gran enemigo.
Ante
pensamientos alegres, el pensamiento trata de aferrarse a ellos, a reforzarlos,
para que en cierto modo nos hagan sentir bien. Por el contrario cuando las
ideas que bullen en nuestro interior son negativas o el sentimiento que nos
producen es doloroso, nuestra mente trata de suprimirlos a la fuerza o de
buscar responsabilidades y culpas fuera de ellos.
Sea
como sea nuestra mente traza estrategias según lo que le convenga en ese
momento.
Pararse,
meditar, es ser conscientes de todo lo que bulle en nuestra mente y vaciarla.
Todos
esos pensamientos que nos bombardean sólo hacen que distraernos de lo
verdaderamente importante, que es estar en contacto con nuestra esencia más
pura, ya que cuando nos escuchamos y estamos en contacto con nuestro auténtico
ser es cuando podemos ser conscientes de
la vida, del momento presente, de nosotros mismos y así liberarnos de esas
dificultades o barreras que genera nuestra mente y que nos hace incapaces de centrar
la atención en lo importante.
Meditar,
aquietar la mente, debería ser tan sencillo como respirar, algo que hacemos de
forma natural, sin que nos llevara esfuerzos frustrantes por conseguir esa
calma de mente y espíritu.
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