El
mensaje de la semana a través del I CHING: El Obstáculo (39)
El
trigrama superior simboliza el Agua, el abismo. El agua se envalentona y se
precipita por el barranco y es éste el que pone fin al hemiciclo Yin.
El
trigrama inferior representa la Montaña, la detención, la inmovilidad, lo duro.
La Montaña , la restricción, completa un ciclo Yin-Yang.
La
imagen es muy descriptiva, y en ella vemos la belleza del peligro por lo que
tiene de desconocido.
A
pesar de la luz que hay en la escena, una niebla densa impide ver lo que
esconde el abismo.
Un caminante discurre por el lado derecho de lo que puede ser un desfiladero,
angosto y desierto, y por si fuera poco, en el suelo hay unas rocas,
posiblemente debidas a desprendimientos de la montaña, que dificultan el paso
por el sendero
Al
fondo un sol, que lo mismo puede estar naciendo como ocultándose. Si está
amaneciendo será beneficioso para el peregrino pero si lo que está anunciando
es el ocaso, supondrá un problema a añadir a las circunstancias del caminante,
ya que tendrá que recorrer la senda sin luz, guiándose por su instinto.
El
término Chien que aparece en la carta,
significa “piernas débiles”, diciéndonos que el panorama está lleno de
dificultades y oscuridad.
Anticiparnos
al peligro es lo que necesitamos para tratar de evitarlo.
En la
actualidad, con tanto anuncio que nos promete el éxito instantáneo, por el
simple hecho de cambiar de coche, tener tal o cual modelo de teléfono, consumir
marcas de ropa y perfumes, entre otros, parece que se elimina de nuestro entorno vital las adversidades y los problemas.
Nos
meten por los ojos la idea de un mundo
feliz, donde reina la juventud, el éxito, la salud, la vida, y tratan de
que nos olvidemos de que existe la vejez, la pobreza, la enfermedad y la
muerte, convirtiéndonos, en cierto modo en “minusválidos emocionales”, ya que a
las primeras de cambio que las cosas se tuercen, no somos capaces de echarle
coraje al asunto y tratar de poner los medios para salir adelante airosos.
Echamos
la culpa a otros de lo que de malo nos pasa, pero cuando nos vienen cosas
buenas son porque nos las mereceos y lo valemos.
Este
hexagrama nos invita a que, cuando surjan dificultades, afrontemos la situación
de forma creativa, tomando cierta distancia con el problema para poder verle
mejor la cara.
Mirar
nuestro orden o desorden para comprobar si la situación que ha surgido es
responsabilidad de otros o es debida a nuestra falta de equilibrio interior.
Ver las
cosas con una perspectiva más amplia y desapegada del problema nos da más
tranquilidad y capacidad de reacción.
En
lugar de quedarnos paralizados por el miedo sería bueno movernos, aunque no tengamos
clara la dirección, a lo mejor es el momento de dejar llevarnos por la
corriente, en el sentido de tomarnos un tiempo para ver cómo se desarrollan los
acontecimientos y ver a dónde nos llevan.
Sólo
tomando las riendas de nuestra propia vida, seremos capaces de superar los
obstáculos y las restricciones.
Nadie
ha dicho que sea fácil, pero como bien dijo Confucio, es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.
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