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miércoles, 6 de enero de 2016

El Agua como símbolo en el Tarot.



El agua lo vemos representado en el Tarot, en los Arcanos Mayores de la Rueda, la Templanza, la Estrella y la Luna como elemento fundamental, pero también aparece en otros como elemento secundario como por ejemplo en la Emperatriz, el Juicio o el Carro en el Tarot de Rider Waite. Así mismo lo encontramos también en numerosos de los Arcanos Menores.

En cada uno de ellos aparece de forma diferente y alude a significados distintos.

El agua es uno de los símbolos principales que aparece con mayor frecuencia en las tradiciones más antiguas, por lo que no es de extrañar que aparezca representada en los Arcanos del Tarot.


Simbología del Agua


Aunque su simbolismo primigenio es muy extenso, lo podemos dejar en tres significados principales: como fuente de vida, como medio de purificación y como centro de regeneración.

La vida de nuestro planeta no existiría de no ser por el agua, el líquido elemento que representa el origen de la vida, la sopa primigenia de la que hablan los antropólogos y científicos que estudian la evolución.
También simboliza el subconsciente individual como en el caso de la base de la Rueda o el estanque de la Luna.

A nivel humano, el agua nos habla de sentimientos y representa uno de los cuatro Elementos básicos de la Antigüedad.

Es el vehículo de toda vida, en forma de savia, sangre o semen, significando la fecundidad universal y la abundancia.



Bajo la forma de estanque o lago, nos habla de misterio y representa la fertilidad y el inconsciente. Cuando toma forma de río, nos pone de manifiesto su doble naturaleza, por un lado vida y crecimiento y a su vez el olvido, la muerte y la disolución.


El símbolo del Agua en la historia

El símbolo nace con el hombre.

Ya en Egipto las aguas del Nilo se consideraban sagradas, y sus aluviones fertilizaban la tierra.

Los antiguos textos hindúes nos dicen que todo es agua.

El Génesis afirma que el espíritu de Dios es incubado sobre las aguas.

Como elemento de purificación ritual ya se utilizaba en el Mediterráneo mucho antes de que Juan bautizara a sus seguidores en el río Jordán.

Los Druidas y los Mayas Quiché también practicaban el bautismo, mientras que las tradiciones judía y cristiana consideran el agua como un símbolo del origen de la Creación.


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