El Oráculo del I Ching: El Seguimiento

El mensaje de la semana a través del I CHING: El Seguimiento (17)

El trigrama superior simboliza el Lago, lo placentero, lo expresivo, lo comunicativo.

El trigrama inferior representa el Trueno, asociado a lo que provoca el movimiento, lo que despierta, lo impulsivo y perturbador.

El vapor que se eleva del lago hace que se formen nubes que al descargar serán las encargadas de fertilizar la tierra. Comienza el ciclo Yin, el proceso de la formación.

El trueno agita las cosas desde abajo, comenzando el ciclo Yang generando una nueva acción. Las energías emergen desde abajo, para crecer y desarrollarse.

En la imagen vemos el instante en el que cae un rayo sobre un lago. La condensación del agua de ese lago hace que se formen nubes que cuando descarguen en forma de lluvia nutrirán la tierra. El trueno agita y mueve el agua del lago para que el proceso se dé. 

Esa puede ser la acción de un mentor, un líder  o un maestro, agitar nuestra conciencia para que germine la semilla que reside dentro de nosotros y llegar a ser lo que hemos venido a ser en esta tierra.

Al igual que dicen “para saber mandar hay que saber obedecer”, el I Ching nos aconseja “para saber guiar hay que saber seguir”.

Maestro y discípulo son inherentes uno del otro.

El maestro necesita a quién guiar y el discípulo a esa persona que sirva de catalizador de la consciencia y el entendimiento.

Un maestro o un líder deben servir de guía de una manera totalmente desinteresada hacia su discípulo o seguidor, respetando su individualidad.

En ningún momento deben abusar de su autoridad para someter a sus discípulos.

La necesidad de un maestro, poco o nada tiene que ver con nuestra edad, todos tenemos que recorrer un camino, y ese camino no se acaba con los años de escuela o universidad.

A lo largo del paseo vamos experimentando diferentes enfoques y filosofías porque son  la única manera de descubrir lo que realmente es para nosotros, lo que nos llena.

Pero necesitamos prestar atención a nuestro corazón para discernir si nos estamos dejando de llevar por nuestras necesidades o por nuestra voz interna, al igual que tendremos que aprender a distinguir al maestro que trabaja por el bien de todos, del que sólo quiere seguidores para engordar su ego y vanidad en beneficio propio.

La mejor manera de saber si estamos haciendo las cosas con verdad es comprobar si están dando sentido a nuestra vida y que éstas van encajando poco a poco como en un puzle, en lugar de sentir que todas tus piezas están dispersas o que incluso te falta alguna.

Recordemos que todos somos guía y discípulo.

En un momento determinado, la capacidad de servicio de todos nosotros y la empatía y sensibilidad para con los demás, puede ser el faro que ilumine el camino de aquel que está perdido.

Así como todos podemos aprender grandes lecciones de otras personas, que en su momento, también estuvieron perdidos, pero que una vez encontraron el sendero sirven de motivación y ayuda para el resto.