El
mensaje de la semana a través del I CHING: La Retirada, conservar los recursos
(33)
El
trigrama superior simboliza el Cielo, el padre, la fuerza. Con su movimiento
fuerte permite una retirada libre de obstáculos.
El
trigrama inferior representa la Montaña, la detención, lo obstinado, lo duro.
Debido a la contención, característica de este trigrama, nos impide y dificulta
la retirada.
En la
imagen vemos a un hombre mayor, o al menos así lo parece, debido a su pelo y
barba cana, sentado en posición de meditación, con los ojos cerrados, en lo que
parece ser la entrada a una gruta.
El
cielo está de un color marrón apagado y triste y del interior de la cueva no
proviene ninguna luz.
Aun
así, a pesar de la oscuridad del fondo de la escena, la hierba presenta un
color verde primavera, luminoso y esperanzador en el que podemos ver que han
salido tres flores blancas y dos violetas, como si nos indicara que tenemos que
dar gracias por tener al menos eso, aunque con los ojos cerrados, no sé si será
consciente de ello, o su capacidad de introspección le lleva a ver “lo que
tiene internamente”.
Retirarse
no es huir, porque la huida se hace después de evaluar y reflexionar sobre un
problema concreto mientras que la retirada es más bien una percepción interna,
es esa señal que sentimos dentro de nuestro vientre advirtiéndonos de que se
aproximan una serie de dificultades y que lo mejor que podemos hacer es
retirarnos, sin prisa, sin ruido y sin violencia.
Cuando
nuestra intuición nos diga que el ambiente se está poniendo frío, que ya no es
un buen lugar para crecer y desarrollarnos, cuando nos dice que no será
prudente permanecer en esa situación, ya sea sentimental, laboral o de
cualquier otra índole, debemos prestarle atención.
Pero
no debemos racionalizar esa sensación porque la mente tiende a evitar los
cambios hasta que no lo ha entendido todo y eso nos retrasa y nos estanca en un
lugar o una situación donde ya nada nos es favorable.
Retirarse
también puede ser liberarse, soltar las mochilas que contienen cosas que en otro tiempo fueron
útiles y valiosas pero que debido a nosotros mismos, a que cambiamos, a pesar
de no ser muy conscientes de ello, ya no nos sirven.
Pongamos
el ejemplo de las aves migratorias.
No se reúnen
para ver si deciden partir de un lugar y qué día, no, ellas saben que deben
marcharse intuitivamente antes de que cambie la estación, en el momento en el
que los días comienzan a hacerse más cortos. Eso se lo dice su sentido común congénito.
Si no lo hacen así, estarán avocadas al peligro.
Sólo
los humanos somos lo suficientemente tontos como para aferrarnos a una
situación, lugar o relación aun sabiendo que nos está haciendo daño.
Si
algo en tu interior te dice que debes soltar, o retirarte, hazlo con confianza,
despliega tus alas y confía en que vientos más favorables te harán avanzar
hacia algo nuevo, fresco y esperanzador.
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