El
mensaje de la semana a través del I CHING: Trabajar en lo que ha sido
estropeado (18)
El trigrama superior representa la Montaña, lo perdurable, el mantenerse quieto,
el descanso. Relaciona con lo exterior.
El
trigrama inferior simboliza el Viento, el saber, el influjo, la madera, lo
suave, el suelo, lo penetrante. Se vincula con lo interior.
Culmina
el tiempo de la madera.
El
Suelo es el centro del hemiciclo Yang.
El
límite exterior obstaculiza y bloquea la penetración y el acoplamiento,
haciendo que el crecimiento retorne sobre sí mismo y lo corrompa.
En la
imagen vemos como la cima de una montaña traspasa un mar de nubes y observamos
que el viendo, realizando un movimiento ondulatorio, que deja en suspensión
unas cuantas hojas, es como si quisiera indicarnos renovación y tiempos de
cambio. Ese movimiento se ve frenado por la estabilidad inquebrantable de la
montaña, que con su inmovilismo nos advierte de que pase lo que pase y sople el
viento de donde sople, ella se va a mantener en su posición sin cuestionarse si es errada o no.
El
mensaje de este hexagrama nos invita a no permanecer estáticos y paralizados
frente a todas aquellas historias que, deberíamos haber solucionado en el
momento en el que se presentaron, pero preferimos esconder la cabeza como los
avestruces y esperar a que se solucionara sólo.
Pues
bien, con estas cosas ocurre como con la basura, si no se tira cada día acaba
oliendo mal y por mucho que queramos disfrazarlo con ambientadores, flores y
demás inventos, al final sigue oliendo mal, en ocasiones peor que al principio
porque se mezclan los dos olores.
El
hecho de que hagamos como que el problema
no exista, no quiere decir que vaya a desaparecer solo.
No
debemos caer en la autocomplacencia y pensar que todo en nosotros es belleza y
perfección, en absoluto, lo que debemos hacer es un ejercicio de sinceridad
para detectar todos esos malos hábitos, actitudes incorrectas y limitaciones,
que nos han alejado del punto de equilibrio.
Esta
labor la tenemos que hacer internamente, es como cuando hablamos de ecología,
vale que desde nuestra casa no podemos controlar las emisiones de CO2 o los
vertidos a los ríos y a los mares, pero sí que podemos controlar la basura
verbal que echamos sobre otras personas, la toxicidad que vive en nuestras
mentes y las incendiarias actitudes que tomamos.
Para
ello lo primero es limpiar y tratar de restablecer el equilibrio en nuestro
propio ser, con atención y paciencia y de manera diligente, ya que no podemos
demorarnos más en este asunto.
Sólo
así, cambiando nosotros desde dentro podremos mejorar y con ello mejorar el
mundo.
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