El
mensaje de la semana a través del I CHING: El Poder (34)
El
trigrama superior representa el Trueno, el movimiento, lo impulsivo, lo
perturbador. El trueno se despliega y genera movimiento desde lo alto del
cielo.
El
trigrama inferior simboliza el Cielo, la fortaleza, lo creativo, el poder, lo
que inspira. El cielo es la cabeza, donde se concentran la rectitud y lo
grande.
En
este hexagrama tenemos la unión de la fuerza y el movimiento, ambos nos
proporcionan la iniciativa necesaria para avanzar hacia nuestros objetivos.
En la
imagen vemos a un gran dragón de color verde que se encuentra gravitando entre
los distintos planetas, estrellas y satélites.
Los
planetas se mueven en órbitas muy limitadas, dentro de un orden muy estricto,
en determinadas galaxias, y nunca cambian de galaxia ni se producen cambios
aleatorios y contradictorios en su comportamiento.
Esto nos
lleva a pensar que si en el Universo hay un orden establecido, entre grandes
esferas, que se mueven sin chocar unas con otras, a nivel cotidiano, mantener
ese orden debería resultar menos complejo de conseguir y mantener.
En
nuestro sistema solar es el Sol el encargado de nutrirnos con su energía.
A
nivel interno, el bajo vientre es el centro que contiene la energía.
Los japoneses lo llaman hara, y los chinos dan tien.
Los japoneses lo llaman hara, y los chinos dan tien.
Es un
punto energético que se encuentra a unos cinco centímetros por debajo del
ombligo. Se dice que es el centro donde conectan cuerpo y alma.
La
energía puede ser positiva si con ella se crea y negativa si con ella se
destruye.
El que
posee poder tiene la capacidad de influenciar a otros a gran escala. Ser
poderoso no es lo mismo que tener la fuerza del poder, ya que si sólo eres
poderoso, es posible que ese poder te corrompa, convirtiendo tu destreza en
tiranía, dogmatismo, egoísmo y beligerancia, ya que no consentirás que nadie te
lo quite.
Por
otro lado, tener la fuerza del poder implica, primero, ser consciente de que es
una fuerza y como tal hay tener en
cuenta su potencial.
Cuando
obtenemos poder, nuestra dignidad, carácter y respeto por nosotros mismos se
ponen a prueba, ya que el hecho de tener facultad para tomar decisiones,
implica que decidas lo que decidas habrá consecuencias, y no todas van a ser
inmediatas, por lo que hay pensar muy bien lo que se hace para que no nos traiga
el desastre ni a nosotros ni a los otros.
Lo
sensato es actuar con prudencia y responsabilidad, no tomando decisiones ni mal
meditadas ni precipitadas.
Si
sustituimos mentalmente “poderoso” por “responsable”, vemos como el asunto toma
un cariz diferente.
Resulta
indispensable mantener el autodominio y la honestidad. Con iniciativa se pueden
conseguir grandes cosas si tenemos en cuenta que la fuerza del poder conlleva
responsabilidad, y que hay que gestionarla con sabiduría y templanza, sin
orgullo ni abusos de poder.
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