La Inquisición consideró el Tarot como la Biblia Hereje, porque en su simbología
se encierra un conocimiento que no consideraban adecuado para el pueblo.
Igualmente fascinados por la fuerza de sus imágenes,
Cátaros y Templarios usaron los naipes originales de Oriente como vehículos
perfectos para la difusión oculta de sus ideas: la búsqueda del Grial, como
símbolo de la autorrealización personal y de las distintas etapas de la
vida.
Es en esencia la representación del viaje del
individuo que busca su madurez y su auténtica realidad interior. Para ello,
tiene que pasar por pruebas e iniciaciones y por una muerte simbólica para
llegar a conocer a la diosa, la Sabiduría.
Inspirada en la leyenda del Santo Grial, los Caballeros
Templarios, y las Cruzadas, esta bella y delicada baraja sobre guerreros,
monjes y sacerdotes, representa su búsqueda de Jerusalén - la Tierra Santa o
Prometida, el Santo Sepulcro (punto exacto donde según los Evangelios se
produjo la crucifixión, enterramiento y resurrección de Cristo), y la
salvación.
Durante las Cruzadas tres fueron las órdenes de monjes guerreros formadas para defender a los peregrinos y los lugares sagrados: Los Caballeros Templarios, los Caballeros Hospitalarios de la orden de San Juan (futura Orden de Malta) y los Caballeros Teutónicos.
Según la leyenda, también fueron éstas las encargadas de guardar las sagradas Reliquias Cristianas, de entre las cuáles la más importante era el Santo Grial, nada menos que el cáliz o copa que usara el ungido Jesús en su última cena, y que luego José de Arimatea utilizó para guardar la sangre y el agua que emanaba de aquella herida abierta que el centurión Longinos dejó en el costado de Cristo.
Por ello los Arcanos Mayores de este mazo son asociados con varios de los personajes y eventos relacionados con el tema. Dependiendo de mazos se asocian distintas acciones o personajes tales como:
El Loco: El Peregrino o el buscador del Santo Grial.
El Mago: Hugo de Payens (primer Maestre y fundador de la Orden del
Temple) o el Cristo Gnóstico.
La Sacerdotisa: Santa Eufemia (la que se negó a adorar al dios pagano Ares en la
que hoy es Estambul) o la Magdalena según otros mazos.
La Emperatriz: Reina Sibila de Jerusalén (coronada por la Orden del Hospital,
célebre por su astucia y habilidad política) o la reina de Saba.
El Emperador: Rey Balduino II de Jerusalén (bajo cuyo reinado se crearon las
primeras órdenes) o el rey Salomón.
El Hierofante: Bernardo de Claraval (monje francés cuyas contribuciones
perfilaron la religiosidad cristiana, el canto gregoriano, la vida monástica y
la expansión de la arquitectura gótica) o Melquisedec (rey de Jerusalén y alto
sacerdote).
Los Enamorados: la elección
El Carro: Los caballos, el medio de desplazamiento.
La Justicia: La encomienda, gran fortaleza donde se combinaban la disciplina
interior y el trabajo militar.
El Ermitaño: El mítico y legendario Preste Juan.
La Rueda: Reunión de las distintas órdenes de Caballeros representados por
sus distintas cruces.
La Fuerza: La defensa de la posición o la fortaleza.
El Colgado: El Prisionero.
La Muerte: La muerte.
La Templanza: La curación del guerrero.
El Diablo: Baphomet (el ser inferior o demonio que según los Templarios
habita en cada ser humano, y que hay que enfrentar y destruir si se desea
alcanzar la iluminación).
La Torre: La caída del Templo de Jerusalén.
La Estrella: La enseñanza de la naturaleza del Cosmos.
La Luna: Dindrane que encarna los misterios femeninos del Santo Grial o Isis
(diosa egipcia de la magia)
El Sol: Mithra (dios persa solar que exigía el sacrificio de un toro
para dar lugar al renacimiento de la vida y la luz).
El Juicio: La llamada.
El Mundo: El
Grial.
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