Cuando hablamos de rituales nuestra mente nos transporta a tiempos
remotos donde en una marmita como en la que cayó Obelix se cuecen hierbas, cola
de ratón, rabo de lagartija y huesos molidos, o quizá algo más moderno, hecho
con velas e inciensos, o seguro que nos vamos a la Edad Media donde brujos y
hechiceras hacían sus vaticinios ocultos en la sombra del anonimato para que
nadie les acusara de herejes.
Puede también que nos imaginemos a Marie Anne Lenormand leyendo el futuro a Napoleón y Josefina, con
aquellos trajes tan pomposos.
Pero sea a donde sea que nuestra mente nos haya llevado no debemos
olvidarnos de otros pueblos, con su cultura, su civilización y su
espiritualidad propia, desde que el hombre dio sus primeros pasos por esta
tierra.
Hoy quiero hablar sobre los nativos Americanos, los indios.
Antes de que el hombre blanco llegara a Norteamérica, estaba poblada por
un amplio mosaico de pueblos que a pesar de sus diferencias compartían unas
creencias espirituales basadas en la creencia de que la Vida es un don sagrado
que el Gran Espíritu ha otorgado al ser humano, que la disfruta durante un
corto período de tiempo mientras camina sobre la Madre Tierra.
Esta cosmología propiciaba que sus ritos estuvieran enfocados en honrar
y sacralizar el paso del hombre por la Tierra y sus diferentes etapas.
Si tomamos como base la tradición del pueblo Lakota, transmitida durante
generaciones de manera oral, encontramos siete ritos sagrados en los cuales se
ora con la Pipa Sagrada convirtiendo cada bocanada de humo que exhalan en una
acción de gracias.
Estos ritos han sido comunes a todos los pueblos indios, aunque con
algunas variaciones.
Vamos a ver cada uno de esos siete ritos y voy a acompañarlo de una imagen del Tarot de los Nativos Americanos que creo que lo puede representar.
Inipi: Significa “debéis purificaros” y es el primer rito y uno de los más antiguos
que se conocen.
La técnica de datación del carbono 14 ha permitido evaluar la antigüedad
de los restos encontrados en algunas de las tiendas entre 50.000 y 80.000 años,
convirtiendo al Inipi en la más antigua expresión espiritual que se conoce, de
la que además se han encontrado restos prehistóricos en lugares como Alaska o
Siberia.
El ritual conducido por un chaman u “hombre medicina” se realiza en una
tienda de sudación en la que, como en una sauna, unas piedras candentes
situadas en el centro evaporan el agua que se vierte sobre ellas, provocando a
los asistentes un estado alterado de conciencia.
Es un ritual de purificación y oración y simboliza que el ser humano
renace dentro de la Madre Tierra.
Se realizaba siempre antes de cualquier otro rito sagrado utilizándolo
como preparación, aunque también se puede hacer en un acto de sanación u
oración.
Hanblecheyapi: Significa “llorar por una visión”.
Esta ceremonia es personal y se realiza como cumplimiento de un voto,
por ejemplo en agradecimiento a la curación de un ser querido.
Después de purificarse en el Inipi, el sujeto se aísla en lo alto de una
montaña sin comida y sin agua para orar cuatro días y cuatro noches, después de
los cuales es posible que tenga una visión. Si así ocurre, una vez analizado y
comprendido el significado de la visión, ésta marcará la vida del sujeto.
También puede realizarse porque se quiera encontrar respuesta a sueños o
incluso como medio para encontrar una nueva forma de vivir.
En ocasiones, la búsqueda de la visión otorga poder al que la emprende,
como por ejemplo la videncia o el poder de sanación, convirtiéndolo así en un
chamán.
Una vez terminada la ceremonia, se reúne con sus amigos en el Inipi para
orar y luego les ofrece un banquete y regalos en agradecimiento por el bien
recibido.
WiWang Wacipi: Significa “danza
del sol” y no puede ser realizada esta ceremonia por una mujer, salvo en casos
excepcionales, debido a que en ella el hombre ofrece el dolor que le
proporciona este sacrificio a sus hermanas las mujeres para comprender el dolor
que éstas sienten al dar a luz.
La danza se efectúa mirando directamente al Sol mientras tiraba de dos
cráneos de bisonte cosidos a su espalda con correas de cuero hasta que la piel
se le desgarraba.
Su finalidad es la de ayudar a sanar a algún ser querido.
Nagi Yuhapi: Significa
“guardia del espíritu” y es una de las más practicadas porque forma parte de
los ritos familiares.
Cuando muere un niño, el padre o la madre guardan un mechón de su pelo
durante un año y transcurrido ese tiempo lo queman para asegurarse de que parte
hacia el mundo espiritual.
Isnati Alowanpi: Es la ceremonia
de la pubertad femenina.
Una muchacha recoge su primera menstruación y la coloca en la copa de un
árbol. Entonces será conducida por primera vez al isnatipi o casa de las lunas, un tipi apartado en el que recibirá
la instrucción de las ancianas en ese momento sagrado de purificación.
Este rito se repetirá a lo largo de su vida cada vez que sangre,
quedándose el padre al cuidado de la casa y de los hijos, lo que le permitirá
entrar en contacto con su parte femenina.
Hunka Alowanpi: Significa “ceremonia
de emparentamiento” y es un rito muy antiguo en el que los hombres se
convierten en hermanos, aunque también puede realizarse entre personas de
distinto sexo.
Cuenta la tradición que después de un gran período de guerra y
enemistades entre los pueblos Pawnee y Lakota, que provocaron una gran
hambruna, éstos se hermanaron tras una visión que tuvo un anciano que les llevó
a intercambiar el maíz (los Pawnee) y el arroz (los Lakota).
Este ritual se celebra cantando una canción.
Tapa Wankahepayi: Es la ceremonia
del lanzamiento de una pelota de piel de bisonte en el que las jóvenes
casaderas se colocaban en círculo en torno a la joven que acababa de casarse.
La novia, a la que vendaban los ojos y desorientaban dándola vueltas, debía
lanzar la pelota.
La joven tocada por ella será la primera en casarse y el resto lo harán
según el orden en el que la pelota les haya alcanzado.
¿Vendrá de aquí la tradición de lanzar el ramo?
Todos estos rituales, a pesar de la distancia en el tiempo, nos resultan
cercanos ya que pretenden lo que pretendemos todos cuando queremos purificarnos
con un baño y una sauna, pedir consejo para mejorar nuestra situación o
encontrar un camino nuevo, limar asperezas con los otros, orar para que
nuestros seres difuntos estén bien, o disfrutar simplemente de una boda o de
que nuestros hijos se convierten en adultos, sentirnos más nosotros mismos,
agradecer lo que se nos ha dado y recuperar la conexión con esta Tierra.
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