El mensaje de la semana a través del I CHING: La Familia (37)
El trigrama
superior lo representa la Madera, el Viento, asociado a lo sutil, lo
suave, lo penetrante.
El trigrama
inferior representa el Fuego, asociado a lo comunicativo, lo inteligente, lo
clarificador, la luz, el calor y el brillo.
La vida en el
interior de una casa está sujeta a unas normas, que por supuesto también atañen
a la familia.
Esas normas o
leyes se extienden al vecindario, al pueblo o ciudad y al universo.
Ese ir de adentro
hacia afuera lo representa la imagen del viento que oxigena al fuego para
crezca en forma de llama.
En la imagen
vemos lo que puede ser una jerarquía familiar, arriba los más ancianos, los
sabios del clan, y en la parte inferior las generaciones más jóvenes.
Desde mi punto
de vista, se refiere a la familia humana, sin que haya diferencias de razas ni
culturas.
Nuestros
antepasados, debido al desafío por la supervivencia desarrollaron los distintos
clanes que lucharon unos con otros para protegerse a sí mismos y desarrollar
sus linajes, costumbres y creencias.
Pero ya hemos
llegado como especie a un umbral en el que no podemos permitirnos basar
nuestras relaciones en un espíritu fraccionario y de falta de cooperación, ya
que si permanecemos atrincherados en nuestro patrimonio colectivo de miedo,
agresión y diferencia, haremos imposible la vida tal y como la conocemos.
Tenemos
suficiente inteligencia para que, aprendiendo de nuestro pasado común, podamos crear
un futuro mejor que dejar en herencia a nuestros hijos, sin caer en errores del
pasado.
Este proceso
requiere tolerancia en nuestras diferencias y refuerzo de lo que tenemos en
común, para que esas diferencias enriquezcan y unan en lugar de distanciar.
Dirigir todo el
esfuerzo hacia la creación y el fortalecimiento del apoyo mutuo, sin entrar en
discutir viejos patrones de percepción y reacción.
El mejor sitio
para empezar es nuestro hogar, en nuestras relaciones familiares, ya que los
juegos de poder en los que caemos en casa, a puerta cerrada, no son distintos
de los que causan división entre las naciones de nuestro planeta.
Empezando desde
donde estamos, podemos generar un profundo cambio positivo, al abandonar la
postura mental de separación, la búsqueda del control o la manipulación de los
demás.
Ha llegado el
momento de que abandonemos la idea absurda de que hay que estar a la defensiva
con los otros para que nos sintamos más seguros y estemos más protegidos.
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