El mensaje de la semana a través del I CHING: La Locura o Necedad Juvenil (4)
En esta
ocasión, el trigrama superior representa
La Montaña, lo quieto, lo inmóvil, lo perdurable y el trigrama inferior el
elemento Agua, lo abismal, lo emocional, lo que bloquea, afrontar el peligro.
Por eso queda
latente en la unión de los dos trigramas la locura
o necedad juvenil, ya que es propio de la juventud inocente el detenerse o
quedarse paralizado ante una dificultad o un peligro.
Por eso para
alcanzar la resolución del problema o llegar a alcanzar el éxito, tenemos que
fluir como lo hace el agua, que no se detiene ante ningún obstáculo, todo lo
llena para seguir fluyendo hasta llegar a su destino.
En la juventud
nos podemos permitir ser inexpertos y cometer locuras, siempre y cuando seamos
conscientes de que si pedimos consejo a personas más experimentadas también
debemos comprender y respetar sus posiciones así como agradecer la ayuda que
nos brindan.
En la imagen tenemos
a un muchacho sentado a la orilla de un río o un lago que parece estar pensando
en cómo llegar al a otra orilla, también flanqueada por montañas, pero no sabe
cómo evitar unas rocas elevadas que le impiden ver el otro lado incluso
alcanzarlo.
Es la falta de
experiencia y de valor el que le impide ponerse en marcha, le frena, pero ese estancamiento
también forma parte del proceso de aprendizaje.
Tampoco debe
aventurarse a meterse en el agua sin tener en cuenta las consecuencias, ya que
lo único que estaría dejando a la luz es su inmadurez.
Hay un cuento
que explica muy bien la locura juvenil y es El Aprendiz de Brujo.
En ella un joven
aprendiz de brujo encuentra un maestro dispuesto a enseñarle todo lo referente
a la magia, pero el joven que cree en exceso en su potencial y no quiere hacer
las labores del día a día porque le aburren, coge la varita de su maestro y consigue
nuevos ayudantes mágicos para hacer la faena cotidiana, pero se quedó dormido
sin pensar en el caos que se iba a organizar al tomar esa decisión.
Llegó su
maestro, lo sacó del caos y lo sancionó, dejándole claro que si no controlas tus
palabras, ni tus hechos puedes provocar un peligro para ti o para otros.
Tenemos que ser
conscientes de nuestros actos, y utilizar los errores como un medio de aprendizaje,
sólo así viviremos con responsabilidad y armonía con el Tao.
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