El
mensaje de la semana a través del I CHING: La Dificultad Inicial (3)
El
trigrama superior representa el Agua, lo peligroso, la luna, los obstáculos.
El
trigrama inferior representa el Trueno, brotar, el movimiento.
Este
hexagrama describe momentos caóticos, la sensación de hacer avances hacia lo
peligroso. También representa el parto o el brotar de una planta de la tierra.
En la
imagen vemos un volcán justo en el momento en el que está entrando en erupción.
El
agua y el trueno llevan en su interior la solución al obstáculo que generan, la
lluvia, que calmará las tensiones una vez ha estallado la tormenta y refrescará
la situación para que todo vuelva a su estado inicial aunque no en el mismo
orden.
Esto
quiere decirnos que el orden ya está presente en desorden que se inicia.
Este caos
aparente es una sacudida necesaria para que surja un nuevo principio.
Cuando
nos acostumbramos a diferentes aspectos de nuestra existencia, llegan cambios
dramáticos porque tenemos que desprendernos de las situaciones que ya han sido
superadas y no nos aportan nada.
No
podemos estar siempre en párvulos, la vida exige que sepamos adaptarnos a las
situaciones difíciles y así nos fortalezcamos con los cambios y los “golpes”.
A
pesar de que nos podamos sentir indefensos y vulnerables no debemos permitir
que el miedo nos paralice.
Todo
lo que aparentemente nos daba seguridad y confianza parece tambalearse y hace
que pongamos en duda la estabilidad aparente con la que contábamos.
Parece
que hemos perdido el rumbo, no sabemos qué dirección tomar y nos sentimos
perdidos, pero es el momento de desechar lo viejo para dar paso a lo nuevo.
Es entonces
cuando intentar buscar una lógica a lo que ocurre resulta improductivo
pudiéndonos llevar de vuelta a la situación de la que venimos, por eso es mejor
dar pasitos cortos y empezar a ver el nuevo paisaje que nos rodea.
La
montaña que llevamos viendo desde niños ha entrado en erupción, nadie lo
esperaba, parecía dormida, pero desde siempre, en su interior aparentemente
estático portaba el cambio.
Ahora
el paisaje es diferente, las cosas han cambiado y lo mejor es adaptar nuestra
mirada para obtener una nueva perspectiva de lo que nos rodea y así sacar lo
positivo que nos trae la nueva situación.
Paciencia,
perseverancia y espíritu de aventura son necesarios en esta etapa que comienza,
pero con cuidado y atención dónde pisamos, no corramos riesgos ni pongamos en
peligro a nadie porque no conocemos el nuevo terreno.
Si el
cambio se ha producido ahora es porque estamos preparados para ello, aunque
todavía no seamos conscientes de ello y simplemente nos quedemos paralizados
pensando en lo que hemos perdido en lugar de ver la oportunidad que se nos da
para crecer a nivel personal y espiritual.
Pensemos
que somos mariposas, dentro del capullo se está muy bien, calentito y seguro,
pero no podríamos vivir el resto de nuestra existencia así porque nos
quedaríamos en oruga y no sabríamos lo hermosas que pueden ser nuestras alas.
Puede
que la metamorfosis o el cambio cuesten pero seguro que merecerá la pena.
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