El
mensaje de la semana a través del I CHING: Paciencia (5)
El
trigrama superior simboliza el Agua, lo abismal, el peligro, lo emocional.
El
trigrama inferior representa el Cielo, asociado a lo creativo.
El 5
es el hombre, con dos pies apoyados en la tierra, dos brazos libres para poder
maniobrar y la cabeza apuntando al cielo (es la imagen del hombre de Vitruvio).
En el
I Ching, el 5 representa la unióndel Cielo y la Tierra puesto que el Yang es
tres y el Yin es dos.
El
número 5 en Numerología representa la energía masculina (Yang) que nos empuja a
convertir en realidad nuestros objetivos.
En la
imagen vemos a un gran dragón rojo dormitando en medio de un claro, mientras
unos relámpagos caen detrás de unas montañas anunciando lluvia.
El
dragón sabe que no es momento de emprender el vuelo ya que la tormenta que
acecha puede ser peligrosa para su integridad.
Sabe
que esos rayos traen lluvia y que no puede hacer nada para evitar eso,
simplemente esperar a que pase la tormenta.
Por
eso permanece quieto, a la espera, pero no en una espera improductiva sino en
una espera reflexiva, planeando su viaje mientras recupera fuerzas tanto
físicas como mentales.
En
todo tiempo de espera deberíamos aprovechar ese momento para crecer
interiormente y prepararnos para lo nuevo que venga.
La
vida no se venga de nosotros obligándonos a parar, simplemente nos recuerda que
por mucho que planeemos y por muchos objetivos que tracemos no nos servirán de
nada si no nos desapegamos de ellos, y en lugar de pensar en el resultado de
llegar hasta allí, nos hace reflexionar para que disfrutemos del viaje paso a paso, ayudándonos
con ese tiempo de espera a ganar madurez y consciencia del propio camino.
Si
para eso se ve obligada a frenarnos para que hagamos un alto en el camino y
tomemos consciencia de hacia dónde vamos, olvidándonos de la prisa y las metas
pensadas, no dudará en hacerlo.
Imaginemos
que es la gestación de un mamífero.
Algo
se está formando con un potencial energético superior a lo que somos, no
podemos acelerarlo porque no depende de nosotros, pero ese nuevo destino que
nos está por llegar pide de nosotros una preparación interior y mayor madurez
para afrontar esa nueva situación.
Al
igual que esa espera se hace con ilusión, ya que sin ese período no habría un nuevo
ser, los cambios que nos vengan debemos esperarlos con la misma tranquilidad y
serenidad, recordando que los obstáculos que se nos presentan sirven para
darnos mayor estabilidad y llevarnos de vuelta a nuestro centro del que tantas
veces nos alejamos, para así recuperar la perspectiva de nuestra misión y
aceptar lo nuevo que se nos presente como una oportunidad de mejora.
No
debemos forzar las cosas, meter prisa a los acontecimientos sólo porque creemos
que ya es el momento adecuado, ya que eso sólo hará que demos vueltas en
círculo sin ningún resultado y tengamos la sensación de volver de nuevo a la
casilla de salida cuando lo que queríamos era llegar cuanto antes a la meta.
Tengamos
paciencia que según dicen “es la madre de
la Ciencia”, y es cierto, porque
si nos rendimos y abandonamos al mínimo error que comentemos y que nos impide
conseguir nuestros objetivos, nos perderemos por el camino las soluciones
nuevas que hubiéramos encontrado de haber trabajado concienzudamente valorando lo
que hicimos mal para corregirlo.
Solo
así, nos daremos cuenta que generando esas situaciones nuevas estaremos abriendo
las puertas para que el milagro ocurra.
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